
Un árbol derribado no es un árbol: es un río,
Que crece entre los hombres.
Un río que crece entre los hombres no es un río: es un sueño,
Que en los días de Verano se desborda sobre tu tierra seca.
Y un sueño que en los días de Verano se desborda sobre tu tierra seca no es un sueño:
Es la hoguera en la que, por un tiempo,
Ha de temblar tu delicioso cuerpo.
Pero la hoguera,
En la que por un tiempo ha de temblar tu delicioso cuerpo
No es, como supones, una fuente.
Es tan sólo árbol, un río, un sueño
Que te dicen inutilmente que sí,
Que es mentira,
Que no lo volverás a hacer.
